Entre suspiros, tristezas y alergias transcurren las vidas
de los seres humanos. A veces nos sentimos tan bien que pensamos que tenemos el
mundo bajo las plantas y otras veces tan desdichados que pesa increíblemente sobre
la espalda, pero cualquiera que sea nuestra condición, alegría o tristeza no es
permanente, cambia de manera inesperada una y otra vez llevando a muchos a
afirmar que no existe felicidad sino momentos felices. Yo creo que es un poco más
que eso.
Pienso que la
felicidad es un sistema más completo que la mera sensación de bienestar, claro
esa es su máxima expresión o al menos la más aceptada pero como sabríamos que
algo es agradable sino sabemos lo que es desagradable. Si no tuviéramos experiencias
negativas, momentos de tristeza no valoraríamos en su justa medida los tiempos
en los cuales no albergamos una preocupación determinada. Es muy evidente que
un adolecente que no han sufrido un amor no correspondido valora menos el hecho
de lograr una empatía con alguien que le gusta. De igual manera quien nació,
creció y se mantiene en cuna de oro no disfruta tanto el poder estrenar una
ropa nueva como quien ha vivido con grandes limitaciones económicas.
Es por esto que me
atrevo a afirmar que los seres humanos en sentido general siempre estamos
construyendo y por ende viviendo la felicidad. Suspender un año de la
universidad, perder un buen empleo, o romper con la pareja es una oportunidad que
la vida nos da para entender que algo no estamos haciendo bien, que debemos ser
mejor o que simplemente andábamos por un camino erróneo. Es bien difícil entender
y re proyectarse, sobre todo en medio de la adversidad, pero quien no lo
comprende quizás tenga que sufrir una y otra vez los embates de la desdicha
hasta estar preparado para continuar. Algunos aprenden más rápido que otros, podría
decirse entonces que estos sufren menos o quizás no, el hecho es que sacan
partido de sus situaciones y después de superar cada una de estas son más plenos
y más preparados.
El punto de este
razonamiento es que cuando estés en un momento duro piensa que simplemente
estás pasando por la depuración que necesitas para crecer un poco más y estás a
la puerta de otro momento de gloria. No debemos dejar de estudiar por no
entender un concepto de igual mantra no es inteligente soltar las armas por
perder un combate, por sentirnos mal. Erramos y sufrimos, pero es lo necesario
para disfrutar en sobremanera nuestras victorias y aciertos. Saquemos de nuestros malos momentos las
mejores enseñanzas. Esa es la única manera al menos la más natural y práctica de
ascender peldaños en la escalera del existir. Si estas en un mal momento estas
progresando o al menos estas teniendo la oportunidad de hacerlo y si estas en
uno bueno piensa que no has llegado a la cima solo estas en un punto de descanso
para recuperarte y seguir caminando.